La historia de una canastilla: la de Carla

La comisión llevó flores en nombre de la fallera de Calvo Acacio, preseleccionada para 2024, de cuyo fallecimiento se cumple ahora un año

Familiares y amigos de Carla, en la Ofrenda, con su canastilla

Familiares y amigos de Carla, en la Ofrenda, con su canastilla / Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

València

La Ofrenda de las Fallas está llena de episodios. Muchos de ellos pondrían los pelos de punta si los silencios hablaran. Algunos se ven, se intuyen; otros se llevan dentro y otros son una acción pensada y buscada por la comisión. 

Hace ahora mismo un año, el mundo de las Fallas quedó conmocionado por el fallecimiento de Carla Rodríguez Masiá, la fallera mayor de Calvo Acacio de 2023 y candidata preseleccionada a fallera mayor de València de 2024. La historia es conocida: la joven de 26 años, graduada como Maestra de Educación Primaria y empleada de Correos por oposición afrontó su año en el barrio y las posteriores pruebas después de haber sufrido un agresivo cáncer, del que parecía recuperada. El destino quiso ser malo en avaricia con ella y sufrió una recaída. Aún pudo desfilar en silla de ruedas en la Ofrenda de 2024, tocando con la banda que acompañaba a su comisión, pero en primavera de ese mismo año empeoró su estado y sobre estos días, abandonó para siempre la vida, que no la obra y el relato: el de una joven que siempre quiso más y que nunca estuvo en los propósitos rendirse de pensamiento, y sólo lo hizo de cuerpo. 

Parte de la historia

María Estela Arlandis y la corte, con quienes había compartido sueños de Fonteta, interrumpieron su agenda para acompañarla en la despedida y, mes y medio después, acudieron con crespones negros en la banda a la preselección de su sector, la Creu Coberta y en la Fonteta, en el momento de la despedida, la fallera mayor de València puso un nudo en la garganta al recordarla a ella y al fotógrafo Artur Part, miembro del jurado, aquellos que "siempre seréis parte de esta historia". 

La comisión no la olvidó -como es fácil imaginar- y coincidiendo en el tiempo solicitó la recompensa póstuma, el "bunyol de llorer", que le concedió el pleno de la JCF y la asamblea de presidentes. Y que, en la presentación, se le impuso a sus primos. 

El perfil en el llibret

El ejercicio tenía que continuar y había que hacerlo con la suficiente delicadeza como para recordar y no olvidar y, a la vez, permitir que el curso continuara. Pero en el día a día hubo gestos y momentos muy especiales. Por ejemplo, en la presentación del "llibret", en el que la comisión descubrió lo que había diseñado su amigo Diego: un perfil de fallera, que todos reconocieron inmediatamente como Carla, de niña, con su interior lleno de iconografía valenciana. El mismo perfil se utilizó para las chapas de identidad de los falleros, que se utilizan para acreditarse durante la semana de Fallas. 

El llibret está basado en la fisionomía de Carla

El llibret está basado en la fisionomía de Carla / Falla Calvo Acacio

Una cinta de color rojo

Y hubo más: las falleras mayores que compartieron con ella el año crearon unas cintas de color rojo -el de su traje de la exaltación y el que llevó en la Fonteta-. El grupo, que en su momento s ehabía autodenominado "Les Reinetes" -cada año se bautizan de una forma- incluyó el lema "Carla, siempre reinarás". Aunque su año ya había pasado, en esta ocasión se autorrevivieron con una simple cinta de rojo Carla.

Las cintas de las falleras mayores de la Creu Coberta

Las cintas de las falleras mayores de la Creu Coberta / RLV

Todo ello, bajo la actitud respetuosa del cuadro de honor de 2025 -la fallera mayor Sandra Tortosa y los infantiles Neus Belinchón y Oliver Montesinos-, que entendieron y aceptaron de buen grado todos los momentos en los que la mirada se volvió ocasionalmente hacia Carla. Aún le dio tiempo a compartir algún acto con su inmediata precedesora, la fallera mayor 2024, María Reyes, a quien pilló el triste suceso pilló acabando su ejercicio.

"La Canastilla de Carla"

Quedaba una historia por contar: la Ofrenda del año siguiente. Una de esas historias que pasan desapercibidas, pero que llevan toda su carga emocional en el interior. 

¿Habrá algo más normal que unos falleros llevando una canastilla? Así es. Pero la que iba en el cortejo, después de la fallera mayor infantil, era la más especial de todas: los amigos organizaron "la canastilla de Carla".

La canastilla, a la entrada de la plaza

La canastilla, a la entrada de la plaza / Moisés Domínguez

"Nos dijeron que Carla brillaría"

Todos los falleros quisieron intervenir en la misma, querían que fuera algo discreto, pero especial, y nuevamente se hizo un ejercicio de imaginación y amor: arriba, el pomo de flores. Abajo, una especie de pantalla de vareta con luz, que permitía iluminar, nuevamente, la silueta de Carla. "Nos dijeron que confiáramos en ellos, que Carla brillaría". Y lo hizo. La llevaron sus amigas Bárbara y Marta, su pareja, Manu, dos amigos más de la falla y su padre. Sin plañir. Con dolor infinito, pero contenido, mientras desfilaba la comisión, cada uno llevando sus propios pensamientos y el de Carla. 

La silueta de Carla, en la canastilla

La silueta de Carla, en la canastilla / Moisés Domínguez

El tiempo pasa, pero no tanto como para que el recuerdo no permanezca. Nadie se olvidó de la fecha, hace apenas un par de días, cuando se cumplió el primer aniversario. Tatiana Bello, una de las falleras de la comisión, aquella que llevó a Calvo Acacio a la corte de honor en el año 2000, y que tenía una relación muy especial con Carla -su hija fue fallera mayor infantil y preseleccionada con Carla- lo recuerda como un día difícil, por mucho que pase el tiempo. "Es que piensas que va a aparecer cualquier día por el casal". 

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