El barri de Sagunt revive su espíritu de pueblo con el Cristo de la Fe y el empuje fallero

El Cristo de la Fe convirtió las calles urbanas en pueblo. Es lo que sucede todos los años, en el Martes de Pentecostés, cuando la imagen sale de la Iglesia de Santa Mónica para recorrer la antigua carretera de Sagunt para reencontrarse con un vecindario que aún dispone de familias perpetuadas durante generaciones. Prueba de ello es que la comisión de fiestas sigue teniendo músculo social y que acompaña a la imagen titular, junto con la Virgen del Consuelo y la Virgen de los Desamparados, por el recorrido. 

Procesión del Cristo de la Fe

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Cuerpo fallero

La sociedad fallera también se suma, lo que permite dar cuerpo a la comitiva. Este año, la oficial estuvo formado por las mayores: Berta Peiró y la corte sumaron una nueva procesión, dentro de las muchas que llevan durante la temporada de primavera y las que les quedan, que concluirán con la sofocante del Carmen y, ya el 4 de agosto, con la Romería del Palmar. Es día nuevamente de sacar corpiños de manga larga y aún que, en esta ocasión, el inicio de la "ejà" es tardía, con las últimas luces. Junto a ellas, las comisiones de la Agrupación Sagunt-Quart, con sus cuadros infantil y adulto que, de esta forma, complementan el cortejo de clavarios y clavariesas. 

Estación en Trinitarias

El recorrido hace un rectángulo casi perfecto (Guadalaviar-Visitació-Ruaya-Sagunt), con llegada y salida en la parroquia. Tiene dos paradas, en las que se le cantan gozos, una por una, a las tres imágenes: en el Colegio de Trinitarias y en la puerta de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, donde el suelo se alfombra de pétalos. 

Tras el castillo de fuegos artificiales de la plaza, las tres imágenes van entrando, una tras una, en la Iglesia, completando nuevamente la cita con el pueblo.