Crítica gastronómica

La colonia de Carmela: Volviendo a los orígenes

La Colonia crecerá con sensatez, de la misma manera que Casa Carmela se convirtió en restaurante de éxito

Toni Novo

Toni Novo / German caballero

Santos Ruiz

Santos Ruiz

València

Toni Novo acaba de inaugurar La Colonia de Carmela. Novo no ha perseguido nunca abrir un segundo negocio. Ni le hacía falta, ni le seducía la idea de multiplicar sus preocupaciones. Pero cuando le dijeron que se traspasaba Mimar cayó en la tentación. En ese mismo lugar se edificaba hace décadas La Colonia (una especie de urbanización efímera de casas de madera que se edificaban cada verano para ser retiradas a la llegada del otoño). Allí conoció Toni a la que hoy es su mujer y allí se esconden los mejores recuerdos de su juventud. Eso, y no la cuenta de resultados, fueron, según Toni, la motivación para aventurarse en este negocio.

Paella

Paella / Levante-EMV

Novo se esfuerza mucho en explicar que esto no es la cara B de Casa Carmela. Explica que La Colonia respirará el mismo concepto que la casa madre, pero con otros mimbres. Aunque entiendo que a la propiedad no le guste, comparar un restaurante y otro parece inevitable. Por eso me tomé la molestia de visitar un martes Casa Carmela y al día siguiente La Colonia de Carmela. Lo que yo percibí en el tercer servicio desde la apertura fue una carta mucho más corta que la de la casa madre. Es normal.

Sepionet

Sepionet / Levante-EMV

Después de 100 años abiertos y una clientela que abarrota el comedor en cada turno, Casa Carmela puede permitirse comprar cada día gambas, erizos o langostas. Entre tanto cliente, alguien lo comprará. En una propuesta nueva hay que ser más comedido. También el listado de arroces es más corto. Sin embargo, en ambas visitas pedí paella valenciana y la verdad es que estaban exactamente igual de buenas. Hubiera confundido la procedencia si me las hubieran dado en cata a ciegas. La misma honestidad en el sabor, el mismo grosor (fino sin llegar al exceso) y siempre en un impecable punto de cocción. En los entrantes, sin embargo, encontré alguna modernidad innecesaria. «No me pongo vaqueros porque no necesito parecer moderno» decía Manuel Fraga. 

Fritura

Fritura / Levante-EMV

Tampoco La Colonia necesita parecer moderna. No necesita rebozar con panko la fritura (resta sabor al pescado). Convence más, y de qué manera, con su sepionet a la plancha, o con la coca de titaina (que seduce por igual en la masa como en el pisto). La Colonia resultará tanto más convincente cuanto más sincera y sencilla resulte. La clientela que ha hecho funcionar el local desde el primer día lo hace seducida por los grandes valores que defiende Novo: la irrenunciable calidad de la materia prima, el acierto en las elaboraciones, el fondo siempre por encima de las formas y, por supuesto, un arroz que nunca falla. La verdad es que percibí bastante de todo eso en La Colonia. Todo eso y, claro, la voluntad de tener una gran bodega de vinos. Comienzan con 250 referencias, más que muchos restaurantes estrellados y mucho menos de las casi 800 que guardan en Casa Carmela. La Colonia crecerá. Poco a poco, con sensatez, de la misma manera que Casa Carmela se convirtió en ese restaurante de éxito que llena día tras día.

Coca de titania

Coca de titania / Levante-EMV

Ficha

¿Dónde? Av. Mare Nostrum, 50, Alboraia

Teléfono: 684 46 77 91

Lo mejor. Tener una alternativa a Casa Carmela cuando los llenos nos dificultan la reserva.

Lo mejorable. Freir un pescado con panko suena a modernidad innecesaria.

Lo imprescindible. La paella. Idéntica a la de Casa Carmela. Igual de buena.

 Precio medio:   60 euros.

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