Análisis
Juan Carlos I autorizó por escrito a Canonica declarar al fiscal suizo que la donación de 65 millones de euros a Corinna era "irrevocable"
El Rey emérito viajó a Ginebra el 12 de agosto de 2018, seis días después de la incoación de diligencias por el fiscal Yves Bertossa por blanqueo de capitales, y firmó una carta para que su abogado Dante Canonica la aportara al procedimiento

La imagen del Rey cazando en Botswana, donde se rompió la cadera y se vio obligado a pedir disculpas por ello. / Rann Safari
Está por ver si 13 años después de transferir con su propia firma 65 millones de dólares a Corinna zu Sayn Wittgenstein el 5 de junio de 2012, desde Suiza a Islas Bahamas, Juan Carlos I quiere cuestionar ante la justicia la validez de su donación irrevocable. Pero si va a emprender acciones contra su abogado de entonces Dante Canonica, lo tiene muy difícil por no decir imposible.
Quienes no sin ironía llaman 'pagafantas' a Juan Carlos I por su decisión de transferirle finalmente el dinero que él recibió del rey Abdullah de Arabia Saudí deben saber una cosa: antes de transferir Juan Carlos I, Rey de España, se preocupó de tomar garantías.
Y una de ellas fue la de enviar a Londres al director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) el general Félix Sanz Roldán. Fue Juan Carlos I quien solicitó a Corinna zu Sayn Wittgenstein que le recibiera para asegurarse de que su decisión de "donarle" el dinero no se vería sujeta a los avatares que luego tendrían lugar. Corinna recibió a Sanz Roldán en su suite-apartamento del Hotel The Connaught, en el barrio londinense de Myfair. Luego ella denunció ante la justicia civil británica que Sanz Roldán la había amenazado.
Pero vayamos a la liquidación de la Fundación Lucum. Canonica explicó al fiscal Bertossa, en sus declaraciones de agosto de 2018 en Ginebra, que Juan Carlos I, ante el avance del intercambio automático de información entre las autoridades helvéticas y la Unión Europea se sentía en peligro si trascendía al público algo sobre esa cuenta. Ya por esa época hacía tiempo que se hablaba de una cuenta llamada 'Soleado' en la cual se gestionaba patrimonios de millonarios españoles. "La existencia de esa cuenta era una bomba de relojería", explicó Canonica al fiscal Bertossa.
Y tanto que lo era. Aunque el Rey gozaba de la protección de inviolabilidad del artículo 56.3 de la Constitución, el conocimiento público de la misma, oculta a la Hacienda española, podría haber anticipado su abdicación de forma explosiva, a la que tuvo lugar finalmente dos años más tarde, en junio de 2014.
El hecho es que el 30 de mayo de 2012, después de hablarlo con Canonica, Juan Carlos I envió una carta en la que ordenaba liquidar la Fundación Lucum, abierta en julio de 2008 para recibir en la cuenta del banco Mirabaud de Ginebra los 100 millones de dólares transferidos por el ministro saudí de Finanzas Al Assaf.

Fuente: "El Rey al desnudo. Historia de un fraude". Editorial Bruguera / EP
Dicha carta, redactada por Canonica -según declaró como imputado el 13 de junio de 2019 en la fiscalía ginebrina-, fue llevada por el abogado a España para que la firmase el Rey. También incluyó en la visita al Palacio de la Zarzuela el papel con la orden de transferencia de los 65 millones de euros (equivalente a los 100 millones de dólares).
"Fui yo quien preparó [orden de transferencia, fecha 5 de junio de 2012]. Debí imprimir este documento antes de ir a visitar a Juan Carlos I en España. La fecha manuscrita debió de anotarse cuando la firmó el Rey”, explicó el abogado.
La secuencia fue la siguiente: el 30 de mayo de 2012 Juan Carlos I firmó la carta en la que ordena transferir los 65 millones a favor de Corinna. El 31 de mayo, Canonica y Corinna se reúnen y acuerdan abrir, previas gestiones de Canonica, la cuenta en el banco Gonet-Bahamas. El 1 de junio de 2012 se rubrican los documentos de apertura de la cuenta y el 5 de junio de 2012 se transfieren los fondos.
El banco Mirabaud solicitó a Canonica que confirmase que el firmante de la orden de transferencia del 5 de junio de 2012 era el beneficiario de la Fundación Lucum (domiciliada en Panamá), es decir, Juan Carlos I.
Canonica ya explicó en sus declaraciones que esta idea de que firmase Juan Carlos I había respondido a que él, como abogado, "no quería que los herederos de Juan Carlos I me reprochasen algún día esa transferencia, motivo por el que otorgué unos poderes en la cuenta a favor de Juan Carlos I para que él mismo ordenase la operación".
El emérito en Ginebra
El fiscal de Ginebra para "casos complejos" de criminalidad económica Yves Bertossa abrió el procedimiento por blanqueo de capitales (comisiones presuntamente pagadas en la adjudicación del AVE del Desierto Medina-La Meca en Arabia Saudí) contra Corinna zu Sayn Wittgenstein, Dante Canonica y Arturo Gianfranco Fasana el 6 de agosto de 2018 a raíz de grabaciones difundidas en España en las que se contenían informaciones sobre sobornos y testaferros, realizadas por comisario jubilado José Manuel Villarejo en una visita a la examante de Juan Carlos I en Londres, en 2015.
Canonica fue citado a declarar ante Bertossa días después de abrir las diligencias. Será como persona llamada a aportar información, una calificación intermedia entre testigo e imputado. Eso fue el 24 de agosto de 2018.
"é con Juan Carlos I y le pedí de nuevo que aclarase las operaciones para que pudiese cumplir con mis obligaciones en ese sentido. Juan Carlos I vino a Ginebra el 12 de agosto de 2018 para visitar a su hija [Cristina]. Se reunió con mi hijo Guerric Canonica [socio del bufete entonces llamado Canonica Valticos & Associés] y firmó la carta que entrego [Canonica le entrega la carta al fiscal Bertossa]".
En la carta (ver reproducción) con fecha 12 de agosto señala: "Le confirmo una vez más, como ya indiqué en su momento, durante nuestras entrevistas, que la donación que hice en 2012 a la señora Corinna zu Sayn Wittgenstein fue irrevocable". Y aclara que "ella nunca ha retenido en mi nombre los activos [65 millones de euros] transferidos" que "no le ha devuelto ninguna cantidad, nunca lo he solicitado, y de que no ha actuado nunca como testaferro de sus activos, "contrariamente a lo que se indica en la prensa española".
Por tanto, estos han sido los hechos. Canonica conoció en primera línea los buenos tiempos de la pareja Juan Carlos I y Corinna zu Sayn Wittgenstein (finales de 2007 a 2009), cuando sus viajes a los países del Golfo y las "cosechas" posteriores (Kuwait, por ejemplo) iban viento en popa, y también a partir de 2009, cuando todo se torció, y cuya nueva temporada fue la trágica caída del Rey el 13 de abril de 2012 en el safari de Botsuana para cazar elefantes y la noticia mundial del romance -ya descarrilado en 2009- entre Juan Carlos I y Corinna.
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