Crítica gastronómica
Can Ros, cambiando el paso
Manolo Martínez ha convertido Can Ros en un restaurante bonito, moderno y muy confortable. Manolo
Aitor y Manolo en el paellero de Can Ros / Levante-EMV
Can Ros vive un esperanzador relevo generacional. Manolo y Pilar abrieron su primer restaurante en el año 2006. Se llamaba El Torreón y ya era famoso por sus arroces. En el 2013 se trasladaron a esta nueva ubicación, ya con el nombre de Can Ros, y hace un año reformaron el local convirtiéndolo en un restaurante bonito, moderno y muy confortable. Manolo dio ese último paso en su carrera profesional por sus hijos. Con ellos definitivamente incorporados al negocio valía la pena volver a endeudarse y a enfrentarse a las incomodidades de una nueva reforma.
Paella de castellón / Urban
El corazón del negocio siguen siendo los arroces y al frente de ellos está quien siempre estuvo: Manolo Martínez. Entras en el paellero y tienes la impresión de que ese hombre ha estado plantado frente a esos fuegos toda su vida. Trata las paellas con una confianza tan grande que parece torearlas con desdén. Nada más alejado de la realidad. Lo que ocurre es que las tiene tan interiorizadas que no tiene por qué preocuparse por nada. Sigue los procesos con la precisión de un reloj suizo hasta dejar los granos en su perfecto punto de cocción. Viéndole parece fácil, pero todos sabemos que cocinar una paella en su punto es una proeza. Manolo sigue la receta típica de Castellón. Los talibanes e intransigentes criticarán que lleve costillas de cerdo o pimiento. Aquí siempre se hizo así, y aunque no se hubiera hecho… ¿Qué más da si al final está buena">
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